El comienzo de todo el proceso está en nuestra materia prima. Invertimos en la caña de azúcar por ser una de las fuentes más eficientes de conversión de energía solar en biomasa accesible. Según cálculos de la Federação da Agricultura e Pecuária de Goiás (Faeg, Federación Agropecuaria del estado de Goiás), presentados por la (Unica, asociación brasileña de la industria de la caña de azúcar), una hectárea de caña produce un promedio de 8.000 litros de etanol. Al compararlo con el maíz, materia prima utilizada en la mayor parte de la producción mundial, la proporción es de 3.000 litros por hectárea.

Otra ventaja es que el balance energético del etanol de caña de azúcar es mucho mayor con respecto al etanol de maíz. Ello se debe a que, al tener unas moléculas más pequeñas, la caña de azúcar entra en fermentación en poco menos de 11 horas. En el caso del maíz, es necesario descomponer los carbohidratos en azúcares antes de la fermentación, lo que implica un tiempo de fermentación de entre 40 y 70 horas.

Además, los subproductos de la caña de azúcar tienen un mayor valor agregado que los del maíz, potenciando la reutilización, la recuperación y el reciclado de materiales y energía —la base de la economía circular—. La innovación es esencial para ello: Aplicamos, como fertilizantes naturales en el campo, la vinaza, residuo del proceso de destilación del jugo de la caña de azúcar; la torta de filtración, proveniente del filtrado de este jugo; y la ceniza, resultado de la quema del bagazo; Cerca del 75% de nuestra materia prima se compone de agua, evaporada tras la molienda y condensada para su aprovechamiento en la industria. La torta de filtración y la vinaza también se emplean para generar energía en nuestra planta de biogás, así como el bagazo de la caña de azúcar, a partir del cual producimos electricidad para nuestro propio uso y para su comercialización. El bagazo de caña de azúcar sigue siendo un insumo para nuestro etanol de segunda generación (E2G), un aprovechamiento que reduce en un 35% nuestra huella de carbono en comparación con el procesamiento para la fabricación de etanol de primera generación. De este modo, elevamos en hasta un 50% nuestra producción sin aumentar el área de plantación —un hito en cuanto al uso responsable de la tierra y la producción consciente.

Hay perspectivas favorables, basadas en las tendencias de mayor relevancia de las fuentes renovables, acelerada por la pandemia e impulsada por políticas públicas, como el RenovaBio, así como de puesta en valor del azúcar en el mercado internacional.

Potencial de aumento de la productividad agrícola de la caña de azúcar

Estamos en el sitio adecuado, en el momento adecuado y con el cultivo adecuado. Brasil es un país continental, con gran disponibilidad de tierra, un buen clima y una logística de exportación diferenciada. En este escenario, y en línea con nuestro propósito de liderar la transición energética, convergiendo con la agenda global que se intensifica hacia una economía baja en carbono, anunciamos, a finales de la zafra 2020/2021, el acuerdo comercial para la integración de los activos de Biosev. Se trata de una filial brasileña de Louis Dreyfus Holding, que agrega nueve plantas de producción estratégicamente ubicadas (seis en el estado de Sao Paulo, tres en Mato Grosso do Sul y una en Minas Gerais), con una capacidad instalada de molienda de hasta 32 millones toneladas de caña de azúcar. La operación también incluye cogeneración de energía, con una capacidad de exportación de hasta 1,3 GWh de energía eléctrica al año y un área de 233.000 hectáreas de caña plantada. La transacción sigue a rajatabla nuestros principios de disciplina de capital y no afectará al apalancamiento, manteniendo el perfil crediticio en grado de inversión otorgado por las tres principales agencias de calificación globales.

Luego de la integración, aprobada por el Consejo Administrativo de Defensa Económica (Cade), pasaremos a contar con 35 parques bioenergéticos, totalizando una capacidad instalada de 105 millones de toneladas de caña de azúcar y cerca de 1,3 millones de hectáreas de área cultivada. Además, ampliaremos la disponibilidad de biomasa para agilizar la transición energética al tiempo que aceleraremos la monetización del ecosistema del etanol y aumentaremos nuestra participación en la cadena de valor del azúcar. Además, aumentaremos en escala logística y de comercialización, complementando el porfolio existente. Con estas sinergias operativas, comerciales y financieras, estimamos unas ganancias de 6.000 millones BRL en diez años.

También forma parte de nuestro ecosistema integrado la labor cualificada en las bases de distribución de combustibles, en los aeropuertos y en los puertos, accediendo a los mercados globales, y la sólida logística que hemos desarrollado para llegar con la marca Shell a las estaciones de servicio hasta el pago en el palma de la mano de los clientes con la app Shell Box.

Actuamos de punta a punta, entendiendo que unir personas y negocios es el camino que nos lleva a oportunidades singulares, que, bien aprovechadas, son capaces de generar experiencias únicas y que son posibles porque contamos con un porfolio diferenciado de productos y soluciones.

Entre los reconocimientos externos de nuestro trabajo, en 2021, nos destacamos en la Guía ESG de la revista Exame, figurando como la empresa más sostenible en el sector de energía.

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